Un Sueño, una aparición, una sensación al despertar, una idea, la mirada perdida en algún lugar y la cabeza viajando, un sabor que se acuesta en la punta de la lengua cuando amanecés, te invito a que pasees por estos paisajes oníricos y si te tienta.....compartas lo tuyo.



domingo, 19 de febrero de 2012

Daniel

Por Felipe Bonilla



Era una mujer de excelencia, transcurría su vida de la universidad donde a sus 30 años daba clase de astrofísica, al centro de investigaciones aeroespaciales, su trajecito negro corte francés apretaba su esbelta silueta y a su paso más de uno quedaba boquiabierto. Trabajaba en el proyecto de su vida, un lanzamiento de un radio de infrasonido que sería enviado a Marte.

No hacía 20 horas siquiera, que en una blanca cama esta mujer gritaba con los dolores más fuertes y hermosos que en un hospital se pueden escuchar, con 38 semanas cronogramado para el nacimiento en este día y a esta hora, el pequeño todavía sin nombre sintió la luz y con sus pequeñas manos si acaso pudo tocar a su madre. Ella tras 3 horas de descanso programado salió dejando al pequeño al cuidado de las nodrizas del hospital privado donde había dado a luz.

Nuevamente en el centro aeroespacial todo estaba preparado para el lanzamiento, con bombos y platillos festejaron el regreso de la recién parida, se entremezclan imágenes de aviones, puertas corredizas con dolores insoportables y presentimientos catastróficos. En un abrir y cerrar los ojos del sueño la mujer intocable desapareció, todos en la sala sabíamos que pasaba pero nadie se animó a decir, nadie dijo palabra alguna de consuelo o de reproche, apareció el temido silencio sepulcral cliche de tantos horrores cinematográficos. Ella desesperada corría por los pasillos del hospital esperando una respuesta que su corazón ya sabía, llegó sin aliento a la sala de incubación donde junto a muchas almas más, con sus ojitos todavía cerrados, el pequeño sin nombre yacía sin vida dentro de una caja de plástico transparente. los tíos intentaron consolarla, mientras las enfermeras no sabían que es lo que exactamente había pasado, tras ella un reproche propio de no saber como reaccionar ante esta situación, se limpió el rimmel corrido a causa de las lagrimas, tomo un bocado de aire fresco y cuando estaba por salir del hospital, despertó por el movimiento del pequeño Daniel que estaba a su lado en la cama exigiendo su leche matutina.

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